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"LA REALIDAD",
el honor y la libertad de expresión

En la última semana de diciembre 2001 se produjo el cierre del semanario "la Realidad" tras dos años de andadura. El cierre, por embargo de todos sus bienes incluida la cabecera, fue decretado por Laura Cuevas Ramos, titular del Juzgado de Primera Instancia nº 6 de la Audiencia Provincial de Santander. De esta manera se consumaba la ejecución de una sentencia de esa misma jueza que condenaba a la cooperativa editorial y al director de la publicación a pagar 20 millones de pesetas (con los intereses y las costas suman finalmente más de 27 millones) a Carlos Saiz, secretario general del Partido Popular regional, al tiempo que presidente del consejo de administración de Caja Cantabria y también diputado autonómico. Esa ejecución de una sentencia que no es firme, puesto que está recurrida, se hizo a instancias del mismo personaje y al amparo de la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil del PP, donde se incluye un artículo que permite la ejecución provisional de la misma.
El PP de Cantabria tenía mucha prisa por desembarazarse de un periódico que ha estado ejerciendo con denuedo el periodismo de investigación. "La Realidad" denunciaba cada lunes algún caso de corrupción de las fuerzas políticas que gobiernan esa comunidad autónoma.
Concretamente, la condena y desaparición de "la Realidad", al no poder hacer frente la pequeña cooperativa editorial el pago de una cantidad tan desmesurada, se debió a una sección satírica cuyo autor firmaba con un seudónimo. En una edición de la misma, se afirmaba que, a raíz de la campaña para las pasadas elecciones municipales y autonómicas, ese mismo secretario general del PP y hombre fuerte del PP realizó un viaje relámpago por carretera a Suiza para visitar un banco en Zürich. Informábamos, puesto que lo habíamos contrastado en tres fuentes distintas y ajenas entre sí, de que el presidente de Caja Cantabria había viajado junto con la secretaria del Grupo Popular en el parlamento autonómico, citada ésta con nombre y apellidos, para realizar gestiones financieras sin especificar.
Estas informaciones suponían, según la sentencia de la jueza Laura Cuevas Ramos, un grave atentado al honor del demandante "porque popularmente se interpreta que ir a Suiza presupone actividades irregulares, con el consiguiente menoscabo de la imagen de alguien que ostenta importantes cargos públicos".
En todo momento, el empeño judicial era saber quién estaba detrás del seudónimo, mostrando similar insistencia en que identificáramos nuestras fuentes de información. Al ampararnos en el secreto profesional, nos llovió todo el rigor de la condena con agravantes. Sin embargo, en aras de la colaboración con la Justicia, sí habíamos declarado en qué cena y en qué lugar la propia secretaria que viajó con Saiz contó con pelos y señales ese viaje a Suiza. La jueza Laura Cuevas Ramos no requirió en ningún momento a ninguna de las personas asistentes para que declarasen.
La secretaria en cuestión ha pasado de ser un simple cargo de confianza a obtener el acta de funcionaria de rango superior en la administración regional. Precisamente, a raíz de una investigación de "la Realidad" sobre el sistemático fraude de las oposiciones al empleo público, 400 funcionarios firmaron un documento de protesta. Se dirigieron al presidente autonómico para que frenara este tipo de prácticas de una vez por todas e introduzca el principio de igualdad de oportunidades para acabar con el enchufismo habitual. Esta, como la mayor parte de nuestras informaciones sobre la corrupción de cierta clase política en el poder y las empresas beneficiarias, se han visto respaldadas por inapelables sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria y el Tribunal Supremo. Más de 500 viviendas, urbanizaciones enteras, están sentenciadas a demolición por este motivo, casi todas por especulación del suelo en el litoral.
La sentencia que acabó con "la Realidad" fue la culminación de un persistente cerco judicial que se inició temprano, (en el número 4 de la publicación) y ya no cesó hasta la asfixia económica de la misma. El monto de esas acciones judiciales ascendió a más de 100 millones de pesetas. Es preciso insistir en que nunca el banquero político del PP, como tampoco los relevantes miembros del gobierno del PP y del Partido Regionalista de Cantabria (coalición que gobierna la comunidad) o los alcaldes criticados ejercieron el derecho de rectificación sino que acudieron directamente a los tribunales.
El periodismo de investigación, sobre todo el ejercido en la periferia estatal, se enfrenta habitualmente a este tipo de contextos, donde las concomitancias y convergencias de poderes ejercen una censura férrea. Sin embargo, "la Realidad", como otras publicaciones similares, nacen como un antídoto frente a la progresiva uniformidad informativa, suministrada por los grandes emporios de la comunicación multimedia. Frente a la excesiva concentración de los grandes medios, son necesarias otras publicaciones apegadas al terreno y que garanticen la diversidad en una suerte de ecología informativa. Porque de lo contrario avanzará inexorablemente el pensamiento único y desaparecerá el imprescindible pluralismo, resintiéndose la democracia misma.
La ausencia debate público es un terreno abonado para la instalación conformista de una democracia de cartón piedra, donde medran personajes de una mediocre política espectáculo, jaleada demasiado a menudo por una Prensa acrítica o permisiva que se mimetiza y deriva en simétrica información espectáculo. Luego, en buena lógica, no nos deberíamos extrañar cuando se produce cíclico retorno de los fantasmas del fascismo, presentándose siempre como panacea para los históricos estancamientos y encrucijadas.
El acoso y derribo de "la Realidad", programado y llevado a cabo por parte de los principales protagonistas de la escena política cántabra, contó en todo momento y hasta el final con el mutismo y el ninguneo cómplice de los medios de comunicación regionales más significativos. Ha sido escandaloso el muro de silencio que rodeó nuestra persecución, porque tampoco levantó la bandera de la libertad de expresión ningún miembro de la oposición socialista en el parlamento. Solamente algunas fuerzas de la sociedad civil se hicieron eco y ejercieron su protesta. Ese silencio fue aún más clamoroso cuando se convocó, con pleno éxito de participación, una manifestación por las principales calles de Santander bajo el lema "Por la libertad de expresión y contra el cierre de "la Realidad". Aunque resulte pasmoso, para los medios de comunicación regionales tampoco esa manifestación existió jamás.
En cuanto a la Asociación de la Prensa, recibimos en la redacción una llamada de última hora en la que se nos preguntaba si era cierto el rumor de nuestra desaparición. Querían confirmarlo "para no incluirnos en la Anuario de la Comunicación del año 2002". Eso fue todo lo que hicieron.
Lo más curioso y absurdo de este autismo informativo en Cantabria es que ese ominoso silencio se producía mientras el cierre de "la Realidad" conseguía un reflejo importante en los medios de comunicación de ámbito estatal e internacional. Esta repercusión se tradujo en tres columnas del diario "El Mundo", un artículo en "El País", retransmisiones en la cadena COPE y en la SER con mención expresa a nuestro caso de la escritora Rosa Regás, amplia difusión en el semanario catalán "El Triangle" (posteriormente condenado por una sentencia similar y por parecidos motivos), en "El Jueves", algunos ciberdiarios, etcétera.
A esas manifestaciones de condena por el atentado a la libertad de expresión que significaba nuestro cierre, se sumaron otras muchas de particulares y organizaciones sindicales. En este sentido, queremos mostrar desde este Foro en Tarragona nuestro agradecimiento al Sindicat de Periodistes de Catalunya y a la Federación de Sindicatos de Periodistas por su manifiesta solidaridad. Como asimismo a la Agrupación de Periodistas de CCOO por su apoyo. No en vano la desaparición de cada publicación ahonda la precariedad del empleo en el sector periodístico, perjudicando así un poco más la independencia profesional.
En el caso de "la Realidad", la herramienta utilizada por el poder institucional ha sido una vez más la confrontación del "honor" con la libertad de informar. Los tribunales se convierten así en un brazo ejecutor de los políticos bajo sospecha. A propósito de la sentencia letal para este semanario, escribía el columnista liberal Víctor de la Serna sendos artículos en los que tachaba de "bochorno democrático" la condena y el consiguiente cierre de la publicación. Aparte de describir que "Cantabria vive bajo un bochornoso convoluto entre políticos y grandes intereses económicos, siendo "la Realidad" la única voz que decía las cosas como son (...)Con el respaldo de la Justicia, los poderosos han escogido un atroz sistema para acallarla"...En el otro trabajo, titulado "Libertad aherrojada", cuestiona los denominados "delitos de honor" esgrimidos por los políticos como casus belli de su siempre pretendida impunidad. Dirigiéndose a la jueza Laura Cuevas Ramos la informaba de que, el día 13 del mes de Junio 2001, los directores del Instituto Internacional de Prensa (IPI), del Comité Mundial de Libertad de Prensa (WPFC) y de todas las demás organizaciones dedicadas a la defensa de la libertad de expresión en el mundo se dirigieron oficialmente a Göran Persson, entonces presidente de turno semestral de la UE. Le decían lo siguiente: "Las llamadas leyes de insultos (insult laws) están diseñadas para proteger el honor y la dignidad de cargos públicos (...) Son anacronismos legales que protegen a los cargos públicos del escrutinio y la crítica y, en consecuencia, privan al público del derecho a estar plenamente informados. Bajo la apariencia de protección al honor, las leyes de insultos se utilizan para silenciar el periodismo crítico, aunque esté basado en hechos (...) Estas leyes alientan una cultura del secreto al dar cobijo a personajes corruptos o incompetentes, al evitar la revelación de la mala gestión de los asuntos públicos (...) Son por tanto restricciones de la libertad de expresión que no tienen lugar en una democracia".
Claro que, tras el primer ministro sueco Persson, preside la UE en estos momentos su homólogo español José María Aznar, cuyo gobierno fue el autor de la Ley de Enjuiciamiento Civil que permitió al secretario general del PP, presidente de Caja Cantabria y diputado autonómico para matar "la Realidad".

Patxi Ibarrondo
(director de "la Realidad", en nombre de la coop. editorial)

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2 de abril 2002
Festival por la Libertad de Expresión

A propósito de la libertad de expresión

Si no podemos decir lo que pensamos y lo que sentimos ¿en qué nos diferenciamos del reino vegetal o de una piedra? La libertad de pensar y expresar es la raíz donde brotan todas las demás libertades. No puede ser de otro modo. La libertad de expresión abarca todo lo que somos capaces de hacer como seres humanos. En esta tierra nuestra, en los ambientes de salón donde se reparten intereses, a los caciques de la impunidad no les interesa escuchar la verdad que se desprende de esa libertad. A estos caciques y sus esbirros y encomenderos, sólo les importa aumentar la red de complicidades que les permita seguir siendo los amos de una región que consideran suya como una finca particular. Para explotarla hasta esquilmarla.
Y así, que los demás tengamos que vender dócilmente nuestro tiempo de vida, a cambio de sobrevivir en su cortijo en calidad de realquilados. Sin más derechos ni disidencias. A aquél que se rebela le cortan las alas y le llueven las represalias.
En tiempos absolutistas eso se llama tiranía y en tiempos democráticos eso mismo se llama mafia democrática. Los componentes de ese siniestro Conglomerado que está en el poder aspiran a enriquecerse aún más como sea. Nunca tienen bastante. Para eso necesitan del silencio y la resignación de todos. Precisan de la desinformación que nos mantenga en el limbo de los que no se enteran de nada o no se quieren enterar. Ejercen el control de lo que se dice o no se debe decir. Amaestran a los medios de comunicación que se dejan amaestrar.
Por ello mataron el periódico "la REALIDAD", para perpetuar ese silencio. Y porque no quiso ser la voz de su amo, sino espejo donde se reflejaban los verdaderos asuntos de nuestro entorno. Había que acabar con ese incómodo mensajero y así lo hicieron mediante un juego sucio sin igual y un cúmulo de malas artes. Pero a pesar de todo este panorama de pesimismo y fatalidad, algunos seguimos creyendo que es posible otra realidad para Cantabria. No somos partidarios de la inmovilidad de los cementerios ni de vivir eternamente con el rabo entre las piernas. Es preciso proclamar que esta región existe y no es el mero fantasma geográfico al que la han reducido.
Por ello, tenemos la intención de crear otro nuevo periódico que sirva de vehículo y de vínculo a esa deseada realidad y que se imponga con la misma tenacidad del agua. Es preciso ser libres como las corrientes que rompen el dique que las sujeta y las oprime, en busca de la libertad de las mareas y el horizonte. Y como las mareas tenemos un impulso lunático, porque pedimos la luna. Pedimos que no sigan devastando la tierra de todos para negocio millonario de unos pocos. Pedimos que cumplan sus propias leyes, las que nos obligan a cumplir a todos los demás. Pedimos nuestro derecho a vivir con dignidad.
A despecho de la inmovilidad y la parálisis imperantes somos cada día más los que pensamos que esta Cantabria huele mal, que en manos de estos enterradores es una autonomía moribunda, que desprende podredumbre y su cultura emana un persistente perfume de aburrimiento.
Nosotros somos de los que todavía creemos que un periódico tiene que ser un contrapoder y debe contar la verdad, por encima de todo y sin contemplaciones. Ejercer la libertad de expresión escribiendo las verdades sin complejos y sin pelos en la lengua. Pensamos que este periodismo, hoy más que nunca, es necesario. Si antes fuimos una Realidad, ahora queremos ser una Galerna que barra la cochambre y el mal gobierno de las mentiras y medias verdades, instalado por los mismos de siempre como sí fueran una normalidad inalterable y eterna.
En vuestra presencia aquí, en Camargo, y en el resto de la gente que se moviliza está la base para un proyecto de prensa libre y autónoma. Gracias por haber venido. Gracias a los músicos y al resto de los amigos que han brindado su colaboración para la organización por su solidaridad con este proyecto. Pensamos que la información a ras de tierra y veraz no tiene por qué ser un muermo, sí se dice con palabras que respetan la inteligencia y que espolean la imaginación.

Avante Cantabria y a divertirse. Empieza el festival.

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La libertad de expresión,

cercenada en Cantabria

El pasado 14 de diciembre llegó un funcionario del Juzgado de Santander a la redacción del semanario «la REALIDAD». Su misión era entregar un auto judicial firmado por la jueza Laura Cuevas Ramos, en el que se ordenaba el embargo provisional contra la cooperativa de trabajadores editora del semanario, aún cuando esta sentencia estaba recurrida. Este auto de embargo estaba sustentado en una sentencia anterior de la mencionada jueza de Primera Instancia. En la misma se condenaba a Patxi Ibarrondo (director del semanario) y a la cooperativa de trabajadores editora del periódico. La cuantía del fallo ha sido de 20 millones de pesetas (120.000 euros). Sumando los intereses y costas se elevaba a 27 millones de pesetas. Este auto de ejecución provisional supuso que la cooperativa editora del semanario «la REALIDAD» no pudiera hacer frente a esa cantidad y la publicación haya tenido que desaparecer de los kioskos.
La demanda civil y la petición de ejecución provisional de la sentencia que provocaron el embargo son responsabilidad de Carlos Saiz (secretario general del Partido Popular de Cantabria, diputado regional por el mismo partido y, a su vez, presidente de Caja Cantabria). Nadie tiene la menor duda de que la demanda por el honor de Carlos Saiz estaba dirigida al cierre del periódico. Sus intereses no estaban situados tanto en la «compensación» económica por el derecho al «honor» como a bloquear y asfixiar económicamente un proyecto periodístico incómodo para fuertes intereses políticos y económicos de nuestra región. Tampoco existe ninguna duda en que «la REALIDAD», como medio de comunicación y desde su nacimiento ha ido sufriendo un complot en toda regla, con un sinfin de actos de conciliación, demandas y querellas interpuestas en los juzgados regionales y dirigidas desde alcaldes (como el de Argoños, Comillas o El Astillero) a responsables políticos (como Francisco Rodríguez, portavoz del PP en el Parlamento de Cantabria) a máximos responsables del Gobierno cántabro (Federico Santamaría, consejero de Economía o Miguel Angel Revilla, vicepresidente del Ejecutivo).
Como consecuencia de este acoso contra un proyecto de medio de comunicación abierto y democrático el colectivo de trabajadores ha quedado en el paro, y, en el caso de los cooperativistas con deudas millonarias en los bancos. Los suscriptores del semanario (que habían pagado puntualmente sus cuotas de suscripción) han dejado de recibir su periódico. Lo mismo ha sucedido con los lectores y los anunciantes de la publicación. La principal lección a extraer del cierre de la REALIDAD es que no están dispuestos a que se cuenten las cosas tal cual son.
El segundo resultado, menos crematístico, es que no están dispuestos desde el poder que dicen democrático a que se cuenten las cosas. Tal y como dijo una compañera en la manifestación por la libertad de expresión que se celebró en Santander en el mes de enero de este año: «Aunque parece que fue ayer, durante casi dos años he estado colaborando, semanalmente con La Realidad, recuperando el placer de leer y escribir sin presiones, porque muchas veces la peor mentira se fabrica con silencios y eso es lo que está ocurriendo en esta región donde las cosas pasan pero no se cuentan. Seguramente, aquí y en el resto del país, es prácticamente inevitable que se hagan grandes negocios alrededor de la clase política, y que el tráfico de influencias esté a la orden del día. Pero lo que no se puede consentir es que todos colaboremos pasivamente y apoyemos con nuestro silencio, actuaciones que habitualmente bordean la legalidad y están al margen de cualquier principio ético o moral. Durante casi dos años La Realidad demostró que se podía hacer otro tipo de información y que en esta región existe un espacio para los que estamos en contra del pensamiento único, que en Cantabria hay un grupo de personas a las que nos gusta contar y leer cosas desde otro punto de vista. Pero también hemos aprendido que los apoyos son mínimos y las zancadillas todas, por eso, en el futuro, tenemos que ser optimistas y hablar de futuro, debemos apostar por un medio de comunicación que vaya con pies de plomo, sin renunciar a describir todas las caras y aristas que tiene la realidad de Cantabria..."
Por otra parte, en el diario El Mundo, Victor de la Serna escribía lo siguiente: "Para información e ilustración de la jueza Laura Cuevas Ramos, decirle que hay un escrito del pasado mes de junio, presentado ante el presidente de turno de la UE Göran Persson. El motivo son los llamados "delitos de honor". Los firmantes no son miembros de una alucinada asociación de vecinos de un barrio marginal, manipulada por malévolos partidos extremistas... No. Son los directores generales del Instituto Internacional de Prensa (IPI), de la Asociación Mundial de Periódicos (WAN), del Comité Mundial de Libertad de Prensa (WPFC) y de todas las demás organizaciones dedicadas a la defensa de la libertad de expresión en el mundo. ¿Le suenan a usted? Pues dicen a Persson: «Las llamadas leyes de insultos (insult laws) están diseñadas para proteger el honor y la dignidad de cargos públicos (...). Son anacronismos legales que protegen a los cargos públicos del escrutinio y la crítica y, en consecuencia, privan al público del derecho a estar plenamente informados. Bajo la apariencia de la protección del honor y la dignidad de los cargos públicos, las leyes de insultos se utilizan para silenciar el periodismo crítico, aunque esté basado en hechos. (...) Esas leyes alientan una cultura del secreto al dar protección a personajes corruptos o incompetentes y al evitar la revelación de la mala gestión de los asuntos públicos. (...) Son restricciones de la libertad de expresión que no tienen lugar en una democracia».
Afirma también de la Serna que "Cantabria vive bajo un bochornoso convoluto entre políticos y grandes intereses económicos. La REALIDAD era la única voz que aún decía las cosas como son. Con el respaldo de la justicia los poderosos escogieron un atroz sistema para acallarla: el de arruinarla a golpe de demandas por su honor mancillado. Estas totalizan más de cien millones de pestas. Es un escarnio democrático". El articulista de El Mundo tacha de vergüenza democrática la sentencia condenatoria y escribe que "la REALIDAD era una voz fundamental y resulta imprescindible. Con esa cabecera o con otra habrá que respaldar toda nueva voz similar. Por pura decencia".
Y en eso estamos. Trabajando y luchando por volver a ocupar el espacio periodístico que se ha truncado muy a pesar de los promotores, suscriptores, lectores, anunciantes... Muy a pesar de toda la gente democrática y de buena fe que desea libertad en todos los terrenos y, en este caso, una libertad de expresión. Un pilar básico de una sociedad democrática que está en entredicho a consecuencia de las actividades del caciquerío cántabro. Un búnker feudal y corrupto donde sólo con un riguroso periodismo de investigación se puede separar el grano de la paja.
Por ello, os invitamos a participar en un nuevo proyecto que refleje y continúe el camino andado. Nadie se va para casa. Queremos levantar los cimientos de una sociedad de Cantabria más libre, más democrática y más plural. Pero esto tenemos que hacerlo entre todos los que tenemos el convencimiento de esta necesidad y que nadie se quede fuera. Una Cantabria en la que entren todos los mundos, todos los círculos, todas las inquietudes. Nadie sobra, solo están excluidos los que priorizan sus intereses personales a los de toda la sociedad, los que manipulan y quieren mantener su poder de hormigón.

Construyamos el futuro de Cantabria con libertad y
para todas las personas, sin exclusiones.

COMISION PROMOTORA PARA UN NUEVO
SEMANARIO EN CANTABRIA

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